En Yucatán encontramos un sitio arqueológico que hasta 1998 había estado abierto pero cerró al público debido a que no contaba con presupuesto, tal lugar es Chichén Viejo el cual conecta con Chichén Itzá a través de un camino blanco o “sac bé” según la lengua maya.
Chichen Viejo guarda un interesante secreto: una gran plataforma que tiene forma de tortuga, así también encontramos atlantes y el Palacio de los Falos.

“Aunque en otros sitios de la Península de Yucatán hay más de 100 figuras fálicas, Chichén Viejo es el único que tiene un palacio dedicado al miembro masculino, porque anteriormente los nativos prehispánicos tenían la creencia que de esa manera se podía fertilizaba la tierra. Es un lugar fuera de serie, te transporta a otra dimensión por la belleza de su arquitectura y la forma en que las construcciones se enlazan con los árboles. Ni se imaginan todos los movimientos astrales que he visto”, explica José Antonio Keb, quien es guardia nocturno del INAH y desde hace más de 23 años trabaja de custodio en esta zona arqueológica.

En el sitio también se ubican el Templo de los Búhos y la Casa de los Caracoles, en el Templo de los Búhos encontramos esculturas de búhos con sus alas extendidas que se alternan con figuras humanas que sostienen largas lanzas y otros instrumentos de sacrificio.

Encontramos también la Galería de los Monos, con sus relieves y sus 16 paneles, cada relieve tiene un significado y representan a sacerdotes mayas, grandes señores o miembros de la élite.

El medio ambiente era sagrado para los mayas, esto lo confirman los elementos decorativos de la fauna de la región como tortugas, caracoles y búhos encontrados en las ruinas.
La investigación y exploración del lugar no está concluida ya que se lleva un 80% de avance, sin embargo próximamente estará abierto al público en general.